LAS TRES HISTORIAS DE LOS TRES ELEMENTOS QUÍMICOS DESCUBIERTOS POR ESPAÑOLES.
Luis Pardillo Vela
PLATINO.
El descubrimiento del platino se le atribuye a Antonio de Ulloa y de la Torre-Giralt (Sevilla 1716 – San Fernando (Cádiz) 1795). Sin embargo hay que realizar dos puntualizaciones, una previa al descubrimiento de Ulloa y otra posterior a ese descubrimiento.
- Previa al descubrimiento de Ulloa:
Hay que indicar que el platino se encuentra en la naturaleza en estado libre, aunque es poco abundante y normalmente está aleado con otros metales.
El platino ya era utilizado en el antiguo Egipto hace más de 3000 años. Un equipo de arqueólogos encontró un ataúd con 2500 años de antigüedad con jeroglíficos de platino en tan perfecto estado que parecían recién hechos.
Plinio el Viejo debió referirse al platino cuando dijo que en las minas de oro de España (Galicia, Asturias y Lusitania) se obtenía un metal, el plomo blanco, más pesado y dúctil que el oro.
Las antiguas civilizaciones de América del Sur utilizaban el platino y el oro para crear aros para la nariz y otros objetos de joyería ceremonial. El platino se utilizaba en aleaciones con oro, sin embargo en algunos casos se utilizaba el platino puro. Es de reseñar que a los conquistadores le quedaran ocultas esas tecnologías y cuando el platino llegó a Europa a finales del siglo XVI nadie supo utilizarlo ni fundirlo, en realidad era considerado como una tenaz impureza de otros metales deseados como el oro o la plata.
En 1551 Girolamo Cardamo describía que un metal era “una sustancia que puede fundirse y se endurece al enfriarse”. Y en 1557 Julio Cesar Scaliger rebatía esta definición ya que según ella había que excluir al mercurio (que era líquido) y también otro metal encontrado en México y Panamá “que no ha conseguido licuar ningún fuego ni ningún artífice español” y es probable que se refería al platino.
- El descubrimiento de Ulloa:
En 1734 se creó la misión geodésica francesa, una delegación de científicos enviados por la Academia de Ciencias de París, que con el apoyo de Luis XV, Rey de Francia, y el permiso de Felipe V, Rey de España, su cometido consistía en medir un arco de meridiano terrestre. A esta comisión se sumaron, a solicitud de Felipe V, los marinos españoles Jorge Juan Santacilia y Antonio de Ulloa, quienes debían también realizar investigaciones discretas sobre la vida de la colonia. Los comisionados llegaron por Cartagena desde España, y en el recorrido por el Pacífico hasta Quito realizaron una serie de informes para enviarlos a la corona española. En el informe "Relación histórica del viaje a la América meridional", realizados tres años después de su regreso a Europa, comunican sobre las riquezas naturales de la provincia de Popayán (Colombia) y de cuyo informe se extrae lo siguiente:
"... en el partido del Chocó habiendo muchas minas de lavadero, como las que se acaban de explicar, se encuentran también algunas, donde por estar disfrazado y envuelto en oro por otros cuerpos metálicos, jugos y piedras, necesita para su beneficio el auxilio del azogue, y tal vez hallan minerales, donde la platina (piedra de tanta resistencia, que no es fácil romperla, ni desmenuzarla con la fuerza del golpe sobre el yunque de acero) es causa de que se abandonen, porque ni la calcinación la vence, ni arbitrio para extraer el metal que encierra, sino a expensas de mucho trabajo y costo" (Ulloa, 1748).
Esta descripción fue lo que permitió a Ulloa pasar a la historia de la ciencia como el descubridor del platino, porque fue el primero que elaboró una comunicación formal a la comunidad científica sobre su existencia. Para la fecha del descubrimiento se aplican dos efemérides, la de 1735, cuando envía a es España una muestra de platino y la de 1748 cuando lo describe en el documento descrito anteriormente, siendo esta última más oficial, como puede deducirse a continuación.
- Posterior al descubrimiento de Ulloa:
En 1741 el británico Charles Wood encontró en Jamaica unas muestras del metal, traídas de contrabando desde Cartagena de Indias. Wood realizó ciertos experimentos y envió el material al médico William Brownrigg, quien continuó estudiando el nuevo metal en Gran Bretaña para después presentar sus resultados a William Watson, miembro de la Royal Society. Este, a su vez, introdujo la platina al estamento científico británico, como quedó reflejado en la revista Philosophical Transactions entre 1749 y 1750, en su artículo “Several papers concernig a new semi metal, called platina”.
Cabe destacar que Watson se refería al metal por el nombre acuñado por Ulloa, “platina”, y que en su presentación a la Royal Society escribía: “Esta sustancia no se menciona en ningún autor que yo haya encontrado, excepto por nuestro valioso hermano Don Antonio d’Ulloa”.
Texto documentado en:
https://www.bbvaopenmind.com/antonio-de-ulloa-descubridor-del-platino/
https://www.joyeriaplaor.com/blog/el-platino-historia-origen-y-yacimientos/
http://laboratoriogrecia.cl/wp-content/uploads/2015/04/C04-ARISTIZABAL-Y-GARCIA-.pdf
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-893X2015000200010
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0187893X15000117#bib0010
https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/grandes-personajes/antonio-de-ulloa-descubridor-del-platino/
http://tablaperiodica.analesdequimica.es/
WOLFRAMIO (TUNGSTENO).
Descubrimiento atribuido a Juan José Delhuyar y Lubice (Logroño, 1754 - Bogotá, 1796) y Fausto Delhuyar y Lubice (Logroño, 1755 - Madrid, 1833).
En 1779 el químico y mineralogista irlandés Peter Woulfe publicó una hipótesis según la cual el mineral llamado wolframita contenía en su interior un nuevo elemento que era preciso aislar e identificar. En sus experimentos con la wolframita intentando descubrir su composición obtuvo una sustancia desconocida de color amarillo que le sugirió que pudiera contener un constituyente nuevo, pero nadie fue capaz de aislarlo. Esa misteriosa sustancia amarilla hoy sabemos que era el óxido de wolframio (VI) (WO3).
En 1781, el sueco Carl Wilhelm Scheele (1742-1786) analizó un mineral denominado tungsten (llamado más tarde scheelita, [CaWO4], y demostró que era una sal de calcio de un ácido desconocido, al que denominó “ácido túngstico”. El también sueco Torbern Olof Bergman se hizo eco del descubrimiento y realizó con el mineral varias pruebas que le llevaron a sospechar que ese “ácido túngstico” era una combinación de un elemento desconocido hasta entonces que denominó “tungsten” término sueco que significa piedra pesada.
El español Juan José Elhuyar en aquellos momentos era discípulo (*) de Torbern Olof Bergman y pudo asistir a sus experimentos. Al finalizar el curso con Bergman, Juan José visitó a Scheele en Köping (Suecia), donde tuvo conocimiento de sus intentos frustrados de obtener la sustancia que generaba la misteriosa “materia amarilla”.
(*) Sus estudios formaban parte de un plan de formación metalúrgica y de espionaje, esgrimido por el Ministro de Marina (Marqués de González de Castejón) con conocimiento del Rey Carlos III y que tenía como propósito final espiar para la Armada el método de fabricación de cañones en Carron (Escocia).
En mayo de 1783, en los laboratorios del Real Seminario de Bergara (Guipúzcoa), los hermanos Juan José y Fausto Elhuyar se pusieron a trabajar en el método para aislar ese posible nuevo elemento que también perseguían los suecos. Ellos emplearon el mismo mineral que el irlandés Peter Woulfe, la Wolframita, ((Fe,Mn)WO4) procedente de una mina situada entre Sajonia y Bohemia. Finalmente, el 28 de septiembre de 1783 consiguieron aislar el nuevo elemento, al que llamaron “Volfram”: “Lo llamaremos volfram, tomando el nombre del material del que ha sido extraído.”
El proceso químico general seguido por los hermanos Elhuyar para el aislamiento del wolframio fue el siguiente:
- (Fe, Mn) WO4 + Na2CO3 → Na2WO4 + óxidos
- Na2WO4 + 2HCl → H2WO4 + 2NaCl
- H2WO4 + Calor → WO3 + H2O
- WO3 + 3C (en crisol tapado y sin aire)→ W + 3CO
Más tarde, publicaron Análisis químico del wolfram y examen de un nuevo metal que entra en su composición describiendo este descubrimiento.
La primera comunicación escrita se hizo en la publicación de La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, con el título siguiente: Análisis químico del volfram y examen de un nuevo metal que entra en su composición”.
En 1784 se publicó en Francia, “Mémoire presenté à l’Académie Royale des Sciences, Inscriptions et Belles Lettres de Toulouse, “ Sur la nature du Volfram, et celle d’un nouveau métal qui entre dans sa composition”. Y en 1785 en Londres, “A Chemical Analysis of Wolfram and examination of a new metal which enters into its composition by Don Joseph and Fausto de Luyart”.
La IUPAC en su 15.ª conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949 adoptó el nombre de wolframio (wólfram en inglés), sin embargo en “Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005” optan por el nombre de tungsten (tungsteno en español) aún cuando el signo es W. Sin embargo en la traducción castellana se opta, de forma reivindicativa, por el término wolframio (empleado también en los países nórdicos y en las lenguas germánicas y eslavas).
Texto documentado en:
http://alpoma.net/tecob/?p=3567
https://culturacientifica.com/2017/04/03/descubrmiento-del-wolframio-tungsteno/
http://www.icog.es/TyT/index.php/2013/08/de-wolframio-a-tungsteno/
http://www.ehu.eus/reviberpol/pdf/JUN05/polo.pdf
http://tablaperiodica.analesdequimica.es/
VANADIO.
El vanadio fue descubierto por el científico español Andrés Manuel del Río Fernández (Madrid 1764- Ciudad de México 1849).
Del Rio se embarca a América en 1795 tras aceptar el nombramiento de catedrático de Química del Real Seminario de Minería de la Nueva España (actual México). Seis años después, en 1801, mientras estudiaba muestras de un yacimiento de plomo en una mina cercana al actual municipio mexicano de Zimapán, extrajo el elemento de una muestra de “plomo marrón”, un mineral mexicano que en la actualidad se denomina Vanadinita [Pb₅(VO₄)₃Cl]. En sus ensayos encontró que producía óxidos, disoluciones y precipitados de variados colores y muy diferentes a los que daban lugar los minerales de plomo que habitualmente trabajaban. Supuso entonces que había hallado un nuevo metal que llamó Panchromium (del griego panchrómio “todos los colores”). Más tarde, Del Río, al observar que los compuestos calentados cambiaban su color al rojo, denominó al nuevo elemento como Erythronium (del griego erythrós “rojo”).
Un año después entregó muestras que contenían ese elemento a Alexander von Humboldt, éste las remitió al Instituto de Francia y a Jean Antoine Chaptal, pero esta segunda muestra se perdió en un naufragio, sin que Andrés del Río llegara a tener noticia de ello. La muestra del Instituto fue analizada por Hippolyte Victor Collet-Descotils, quien, de forma equivocada determinó que se trataba de cromo, ya que efectivamente, al igual que el cromo (descubierto pocos años atrás, en 1797) daba sales rojas y amarillas y producía un óxido amarillo. De esta forma Del Río, previa consulta al acreditado químico Fourcroy, reconsidera y cree que sólo había redescubierto el cromo en aquel mineral mexicano y se olvida de él.
Treinta años después del descubrimiento de Del Río, en 1831, el químico sueco discípulo de Berzelius, Nils Gabriel Sefström, redescubrió el mismo elemento en un óxido mientras trabajaba con minerales de hierro y lo hizo público en su artículo “Ueber das Vanadin, ein neues Metall, gefunden im Stangeneisen von Eckersholm, einer Eisenhütte, die ihr Erz von Taberg in Småland bezieht”. Annalen der Physik und Chemie 97: 43–49; 1831.
Sin embargo, esta vez la suerte sí estuvo al lado de Del Río y encontró un importante aliado que lo apoyo como descubridor original, el químico alemán Friedrich Wöhler (descubridor de la síntesis de la urea que tanta importancia tuvo en la química orgánica) quién afirmó que el elemento eritronio descubierto por Andrés Manuel del Río en México en 1801 y el vanadio descubierto por Nils Gabriel Sefström en Suecia 30 años después, eran el mismo. Así se desprende de la carta que Wöhler envió a Liebig:
“ … fuí un borrico de no haberlo descubierto yo mismo dos años antes, en el mineral de Zimapan de México. Me preocupaba en analizarlo y ya había encontrado algo especial cuando cai enfermo. En el intervalo me comunicó Berzelius el descubrimiento de Sefström, quien lo halló en las escorias de la forja de Ekersholn. Se parece mucho al cromo y es tan notable como él. Resulta por lo demás el mismo metal que había hallado Del Río en el mineral de plomo mexicano denominado ERITRONIO. Descotils en cambio identificó el mineral como cromato de plomo. Quiero analizarlo aun cuando para ello tenga que robarme tiempo".
Esta carta de Wöhler a Liebig tiene una doble importancia, primero porque reconoce la paternidad del descubrimiento de Del Río, y segundo porque deja entrever que si Wöhler lo hubiera encontrado antes que Sefström, hubiera mantenido el nombre de ERITRONIO.
Pese a que Berzelius apoyaba a su discípulo Sefström, las pruebas de Wöhler no dejaban lugar a dudas. En cualquier caso, sería Sefström quién diera nombre al elemento ya descubierto por Del Rio, eligiendo el nombre de vanadio en honor a la diosa escandinava de la belleza Vanadis.
Texto documentado en:
http://www.jccanalda.es/jccanalda_doc/jccanalda_alcala/artic-alcala/artic-biografias/del-rio.htm
http://www.heurema.com/Origenes33.htm
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rio_andres_manuel.htm
http://tablaperiodica.analesdequimica.es/
RESUMEN:
El descubrimiento del platino se atribuye mayoritariamente a Antonio de Ulloa y de la Torre-Giralt, sin embargo en ciertas bibliografías se le atribuye al británico Charles Wood quién presentó a William Watson (miembro de la Royal Society) su descubrimiento, sin embargo Watson acuñó a Ulloa como primer descubridor.
El nombre oficial es platino que proviene del término platina empleado por Ulloa como un diminutivo (peyorativo) de plata.
El descubrimiento del Wolframio se atribuye, sin lugar a dudas, a los hermanos Juan José y Fausto Elhuyar Lubice, pero siempre ha tenido dos nombres, tungsteno y wolframio, siendo wolframio (wolfran) el nombre dado por los Elhuyar y del que se obtiene el símbolo W. Sin embargo a partir de 2005 la IUPAC adopta el nombre de tungsteno como oficial, pero manteniendo el símbolo W. Por cierto, el apellido Elhuyar puede aparecer Elhúyar, D´Elhúyar, Delhuyar, y con o sin tilde.
En el caso del vanadio, pese a que Andrés Manuel del Río Fernández fue el primero en descubrirlo, el error cometido por Hippolyte Victor Collet-Descotils provocó que en muchas publicaciones se considere a Nils Gabriel Sefström como su descubridor, o al menos compartido el honor con Del Rio. Sin embargo, la aclaración de Friedrich Wöhler ha hecho que se reconozca fundamentalmente a Manuel del Río como verdadero descubridor. A pesar de todo el nombre de vanadio fue el dado por Sefström.